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La novela tiene como escenario una casa, indudablemente peculiar, construida en el siglo XVII y ubicada en el centro de Salem, en una pequeña localidad de Nueva Inglaterra. En ella el coronel Pyncheon, de formación puritana, decide construir esta mansión en el lugar donde antes estaba edificada la cabaña de Mathew Maule, del que se dice que era un hombre turbio, oscuro, ya que fue conducido al tormento por acusaciones de hechicería. La mansión está endemoniada, ya que en ella se habían realizado antes distintos ritos de brujería. El coronel, que preside el juicio condenatorio, no puede disimular unas pretensiones torcidas con ánimo de apoderarse del terreno de Maule. Mientras este es ajusticiado, pronuncia esta frase: “Dios le dará sangre para beber ”. Esta maldición afectará a las siguientes generaciones exponiendo así un gran fatalismo en ellas.